Por Benjamin Krause
Después de haber vivido en Chicago, Detroit y Washington DC, me molesta y me enoja ir por caminos atascados de tráfico. Pero al mirar de cerca algunos de los proyectos agrícolas de Catholic Relief Services (CRS) en el sur de Etiopía, me sorprendió el atasco que encontramos… en el pozo.
Más de 100 mujeres y niños estaban esperando pacientemente al lado de sus bidones de color amarillo brillante, azul y verde. La fila serpenteaba alrededor del pozo y se perdía casi a la vista.
“¿Cuánto tiempo toma la fila?”, le pregunté a una de las mujeres.
Después de una larga pausa, respondió: “A veces medio día, a veces más”.
“¿Y dónde vive usted? ¿Hasta dónde tienen que llevar el agua?”, pregunté.
La mujer respondió señalando a una montaña que se encontraba tan lejos que no la había notado antes. Uno de nuestros socios nos dijo que era a casi 16 kilómetros (10 millas) de distancia y que muchos de los aldeanos viven incluso más lejos.
CRS está haciendo mucho más que un tremendo trabajo con el agua en Etiopía y espero que podamos volver muy pronto a ayudar a estas personas. A nadie le gusta estar en un atasco de tráfico, pero lo más importante, este tiempo de inactividad es un enorme desperdicio de recursos humanos en un país donde tantas personas están luchando para ganarse la vida.
Benjamin Krause, un becario de desarrollo internacional de CRS en Etiopía, y envía esta historia desde el campo de trabajo.