Guatemaltecos Labran Un Futuro Mediante El Ahorro

Por Robyn Fieser

En sus propias palabras

A continuación, lo que dicen acerca de la importancia de Fortaleza cuatro de sus miembros:

Vinieron desde lugares tan lejanos como la frontera con México, incluso uno salió de su casa a las 2 de la madrugada.

“Estoy ahorrando para construir un pozo. Actualmente acarreo el agua desde muy lejos, lo que hace difícil lavar la ropa, cocinar. Estoy cansada de cargar agua, quiero un pozo. Pienso que si ahorro puedo construirlo”, dijo Isabel Marcos Matías, que hoy depositó 10 quetzales. Foto de Robyn Fieser/CRS

“Estoy ahorrando para construir un pozo. Actualmente acarreo el agua desde muy lejos, lo que hace difícil lavar la ropa, cocinar. Estoy cansada de cargar agua, quiero un pozo. Pienso que si ahorro puedo construirlo”, dijo Isabel Marcos Matías, que hoy depositó 10 quetzales. Foto de Robyn Fieser/CRS

Una joven en una blusa roja estilo halter, con el pelo peinado hacia atrás, entra apresurada con dos niños vestidos de blanco agarrados de las manos; un hombre mayor con sombrero vaquero sobre las piernas, se sienta en una esquina; tres mujeres con ropas raídas y chancletas de plástico —imposible adivinar sus edades— conversan sentadas en sillas de plástico cerca de la pared.

Una olla de pache, tamal guatemalteco de papa, hierve en una cocina cercana, llenando el salón con la promesa de que habrá comida, tal vez la única del día, antes del largo viaje de regreso a casa.

Quiero vivir

Se reúnen dos veces al mes en el salón del segundo piso de este centro para pacientes con VIH y sida en la calle principal de Coatepeque, un pequeño pueblo polvoriento en el occidente de Guatemala. Es un grupo diverso, pero con dos cosas en común: son pobres y viven con el VIH.

Veinte en total: agricultores, amas de casa, comerciantes. Sin embargo, no es el virus ni su condición económica que los reúne. El grupo se ha nombrado a sí mismo Fortaleza, y es fácil también aplicar el mismo nombre a su determinación.

“Más que todo, quiero vivir”, dijo Catalina Gómez. “Quiero que Dios me siga dando vida”. Los demás dicen lo mismo, como si fuese un mantra o el lema del grupo.

El hábito de ahorrar

En Guatemala, donde las personas que viven con el VIH carecen de atención médica y afrontan una discriminación generalizada, este grupo ayuda a sus miembros a vivir y prosperar.

El grupo es un perfecto ejemplo del modelo de microfinanzas para ahorrar patrocinado por Catholic Relief Services (CRS). Los miembros aportan lo que está a su alcance. Las contribuciones van a un fondo comunitario, que se mantiene en una caja fuerte hasta que algún miembro necesita un préstamo, se presenta una emergencia o el grupo decide comprar algo.

“Tengo dos nietos que cuidar y necesito ahorrar para su futuro”, dijo Paula Huinac, que hoy depositó 10 quetzales. Huinac y su esposo cultivan maíz en la pequeña parcela que rentan, pero nunca es suficiente. Foto de Robyn Fieser/CRS

“Tengo dos nietos que cuidar y necesito ahorrar para su futuro”, dijo Paula Huinac, que hoy depositó 10 quetzales. Huinac y su esposo cultivan maíz en la pequeña parcela que rentan, pero nunca es suficiente. Foto de Robyn Fieser/CRS

“Darle a la gente un mecanismo de ahorro ayuda más que ofrecerles crédito, ya que éste sería una deuda que tendrían que pagar”, explicó Melita Sawyer, especialista del programa de microfinanzas de CRS. “No es el monto que ahorran lo que le da a la gente esperanza y le permite planear para el futuro, sino el hábito de ahorro, de lograr algo”.

Bolsillos casi vacíos

En Coatepeque , se presentan con bolsas de tela donde llevan lo que van a aportar —a veces apenas son 3 quetzales (unos 37 centavos de dólar)— y la libreta donde se anotan los depósitos y se muestra el balance de lo que han depositado en el fondo.

Desde marzo de 2009 el grupo ha ahorrado 209 dólares, una suma que puede parecer insignificante, pero no en un país donde mucha gente vive con menos de 2 dólares diarios.

Transformación

Al final de la reunión al grupo se le ofrece algo especial: una comedia escenificada por estudiantes locales que recurren al teatro para educar al público sobre el VIH y el sida.

Los miembros de Fortaleza colocan alegremente sus sillas de plástico formando un semicírculo. Hasta los dos perritos chihuahua que son las mascotas del centro, observan a los muchachos, que llevan pantalones de jean y camisetas, montar su espectáculo.

El espectáculo consiste en una dramatización de la transformación, desde la ignorancia acerca del VIH y el sida hasta la aceptación. Cuando el personaje con el VIH cae al piso suplicando amor, me sonrojo, avergonzada por el grupo de nóveles actores.

Pero, luego paseo mi vista alrededor del salón. Parte de la audiencia inclinó sus cabezas al unísono en señal de aprobación. La anciana a mi lado repitió, como si estuviera rezando: “Eso es lo que ocurre cuando tu propia familia te rechaza”, sacó una pequeña toalla y se secó las lágrimas. Ella no es la única a quien la interpretación le arrancó lágrimas.

Mi propia ignorancia me sobrecogió. Supongo que menosprecié totalmente lo duro que debe ser el vivir con el VIH en este país, lo aislados que deben sentirse. Y saber que no disponen de las reconfortantes películas y anuncios de televisión que tenemos en los Estados Unidos. Este pequeño drama debe ser una verdadera inspiración para ellos, cuyas vidas no se ven reflejadas en nada.

Robyn Fieser es asociada regional de comunicaciones en la región de América Latina y el Caribe para Catholic Relief Services. Su oficina está en Ciudad de Guatemala, Guatemala.

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