Hambre y enfermedad: causas de la inmigración venezolana

Hambre y enfermedad: causas de la inmigración venezolana

Hace un año, *Daniel tomó la decisión de dejar Venezuela. Trágicamente, su esposa Ana contrajo zika en su tercer mes de embarazo y su bebé nació con microcefalia, una condición médica irreversible que necesita medicamentos imposibles de encontrar en su país.

Contagiarse con zika durante el embarazo suena lo suficientemente aterrador. Pero contagiarse de la enfermedad en un lugar donde no se puede encontrar el tratamiento adecuado es devastador. Daniel sabía que tenía que emigrar para salvar la vida de su hijo, Juan.

No solo la enfermedad del bebé, sino también las precarias condiciones económicas de Venezuela lo empujaron a irse para Colombia en busca de mejores condiciones de vida. Después de un día de viaje, cruzó la frontera solo con la esperanza de conseguir un empleo y traer pronto a su familia.

migrantes venezolanos en el punto de control de migración en Cúcuta, Colombia
Punto de control de migración en Cúcuta, ciudad de la frontera por donde la mayoría de los inmigrantes venezolanos entran a Colombia. Foto por Nicolo Filippo Rosso para CRS.

“Nos vinimos de Venezuela porque no había antibióticos para el bebé ni los medicamentos que necesita para su enfermedad”, afirma Daniel con un dejo de tristeza en su voz.

Su desesperación por enviar dinero a casa lo obligó a recurrir al contrabando. Daniel compra bebidas de malta en Venezuela para venderlas informalmente en las calles de Cúcuta, una ciudad de la frontera colombiana.

La venta de bebidas le permite ganar 50 dólares al mes, muy poco para cubrir las necesidades básicas de su familia, pero mucho más comparado con el dólar mensual que recibía en su país.

“Al menos aquí nos alcanza para el arroz y la harina”, dice Daniel, “y tenemos a la Iglesia que también nos ayuda con la comida del mediodía”.

Cuando llegó a Cúcuta, Daniel durmió en la calle durante quince días, porque no tenía dinero ni conocía a nadie. Pidió limosna y, con lo que recogía, pronto empezó a vender bebidas en la calle. El dinero que juntaba lo tenía que enviar a Venezuela para sostener a su familia.

Después de dos meses de cruzar diariamente la frontera para vender malta, Daniel vendió la casa que tenía en Venezuela para traer a su familia. Con ese dinero arrendó una habitación para todos y encontró el apoyo de la casa de paso “Divina Providencia”, que les brinda atención médica y alimentación.

En 2017, la Iglesia abrió esta casa de paso con el propósito de responder a la crisis humanitaria de los inmigrantes venezolanos que llegan a Cúcuta. Con el apoyo de Caritas Colombiana, grupos católicos de las parroquias de Cúcuta y voluntarios, la casa distribuye desayunos y almuerzos todos los días para los migrantes.

mujer embarazada acompañada de su esposo en la casa de paso que apoya a los migrantes venezolanos en Cúcuta, Colombia
Muchas mujeres embarazadas huyen de Venezuela debido a las críticas y peligrosas condiciones hospitalarias en su país. En la casa de paso “Divina Providencia” en Cúcuta, Colombia, se les ofrece alimentos, atención médica y refugio. Foto por Nicoló Filippo Rosso para CRS.

El Padre José David Cañas Pérez, director de la casa “Divina Providencia”, explica el creciente flujo migratorio como un fenómeno que ha sucedido por olas. Según el sacerdote, al comienzo migraron los venezolanos con mayores recursos económicos y ahora lo están haciendo los más pobres y en condiciones muy precarias.

“En este momento son los más vulnerables y los más pobres de Venezuela los que están viniendo. También están las personas que llegan aquí y se devuelven, porque no tienen cómo comer y regresan porque allá todavía sigue siendo barato hospedarse”, indica.

Daniel y su familia continúan viviendo en Cúcuta. Han logrado sobrellevar la enfermedad de su hijo, gracias al apoyo de esta casa. Diariamente, reciben dos comidas y atención médica para su bebé.

Para esta familia venezolana, la vida transcurre entre la pequeña habitación del populoso barrio donde viven, las calles de Cúcuta y la casa “Divina Providencia”. No pierden la esperanza de que algún día su país encontrará la estabilidad económica y política que les permita regresar.

En Colombia, Catholic Relief Services (CRS) brinda asesoría técnica y entrenamiento a Cáritas Colombiana para brindar ayuda humanitaria a la población venezolana en todo el país, a través de su programa Empowering Partner Organizations Working on Emergency Responses (EMPOWER, por sus siglas en inglés).

Actualmemte, 2.89 millones de migrantes venezolanos permanecen en Colombia, siendo el país de Latinoamérica que ha recibido la mayoría de la migración venezolana en su territorio.  Colombia también se ha convertido en un país de tránsito para los migrantes de Venezuela y otras nacionalidades que quieren emigrar a Centroamérica y los Estados Unidos.

*Los nombres fueron cambiados para proteger su privacidad.

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