Washington, D.C., 26 de Septiembre de 2019: Los recortes de la administración estadounidense a la ayuda exterior para Centroamérica exacerbarán el sufrimiento humano en la región, dijo un experto de Catholic Relief Services (CRS) al Congreso esta semana.

“Cortar la asistencia extranjera es contraproducente para abordar los problemas de seguridad, gobernanza y prosperidad, y creará un vacío para una mayor inestabilidad, pobreza y migración”, afirmó Rick Jones, asesor técnico principal de CRS en América Latina y el Caribe, por testimonio escrito presentado el miércoles ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los EE. UU.

Jones habló el miércoles por la tarde ante el Subcomité del Hemisferio Occidental, Seguridad Civil y Comercio que es parte del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara. La audiencia, “Assessing the Impact of Cutting Foreign Assistance to Central America (Evaluación del impacto de cortar la asistencia extranjera a Centroamérica)”, contó con Jones; Stephen McFarland, ex embajador de los Estados Unidos en Guatemala; y Juan González, un ex asistente adjunto del Secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.

La administración anunció este verano su intención de suspender o reprogramar más de $560 millones en fondos aprobados por el Congreso para Centroamérica a partir de los años fiscales 2017 y 2018. También suspendió toda futura programación humanitaria y de desarrollo en la región.

Según Jones, los programas de ayuda humanitaria y de desarrollo han ayudado a mitigar la pobreza, la violencia y la inseguridad alimentaria. También han ayudado a los agricultores vulnerables a hacer frente al impacto del cambio climático. En última instancia, los programas están ayudando a los centroamericanos a prosperar en sus comunidades de origen en lugar de migrar al norte a la frontera de los EE. UU.

“La pregunta que debemos hacernos hoy no es si EE. UU. debe participar o si EE. UU. debe invertir en programas humanitarios y de desarrollo, sino cómo podemos nosotros, el gobierno de EE. UU., las organizaciones de la sociedad civil como CRS y el sector privado, participar de manera más productiva y efectivamente en América Central para abordar las causas profundas de la migración para proporcionar oportunidades para que las familias prosperen en sus comunidades de origen, y para defender la dignidad humana de todas y cada una de las personas para que no se vean obligadas a migrar”, dijo Jones.

A través de una sólida programación humanitaria y de desarrollo en Guatemala, Honduras y El Salvador, CRS ha desempeñado un papel fundamental al abordar las causas fundamentales que están empujando a las personas a abandonar sus hogares y países en primer lugar.

Sin embargo, según Jones, los recientes recortes de fondos de la administración son aspectos que amenazan directamente la programación de CRS en Centroamérica. Por ejemplo, un programa de CRS en particular que había sido financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) no se extenderá después de este mes, luego de la reciente decisión de la administración. Este programa había proporcionado alimentos y capacitación a los residentes rurales del este de Guatemala, un área que ha sido duramente afectada por cinco años de sequía, incluyendo niños con desnutrición aguda.

“Este es precisamente el tipo de programa que ayudó a las comunidades a construir resiliencia ante la sequía y la pobreza. Darles la espalda agravará el sufrimiento humano y contribuirá a la desesperación de miles de residentes y la posible migración hacia el norte”, afirmó.