Luego de terminar la escuela secundaria técnica en el estado Monagas de Venezuela, el joven Carlos Marques soñaba con convertirse en un gran electricista, pero la crisis económica y social que vivía en su país lo obligaron a emigrar hacia Brasil, donde descubrió que el trabajo humanitario le cambiaría la vida para siempre.
“Es maravilloso ayudar a alguien que ha pasado por lo que yo he pasado”, dice hoy Carlos emocionado, luego de vivir por 20 años en un país donde más del 90% de su población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza y miles de niños padecen desnutrición.
Ya en Brasil, Carlos se refugió en el Puesto de Recepción y Atención (PARA) para migrantes de la ciudad fronteriza de Boa Vista, donde pronto se incorporó al programa de voluntariado para lavar platos y limpiar el comedor.
“Lavaba los platos, limpiaba el espacio donde se servían las comidas. Después una persona que trabajaba en el proyecto de alimentos me preguntó si quería ayudarlos en la cocina y le dije que sí, pero que no sabía hacer nada”, recordó Carlos, quien para ese tiempo no sabía cocinar y hasta le aterrorizaban las ollas de presión.
Gracias a su disponibilidad el joven pasó a formar parte del proyecto “Mezclando la Panela” (Mexendo a Panela, en portugués), en donde asistiría en preparar y distribuir almuerzos a refugiados y migrantes venezolanos en Boa Vista.
Esta oportunidad motivó mucho a Carlos, quien al cabo de varios meses aprendió a cocinar y así entonces pasó a ser uno de los cocineros del proyecto Sumaúma: Nutriendo Vidas de la red de Cáritas en Roraima, donde cocina y apoya a los migrantes que reciben allí alimentación nutritiva.
Gracias a este trabajo, Carlos consiguió su casa y sus propias pertenencias para lograr una vida independiente. Además, como cocinero, ahora vive una satisfacción especial pues tiene la oportunidad de ayudar a los que como él estuvieron expuestos a la inseguridad alimentaria.
Es por eso que Carlos desea continuar ayudando a todos los que necesiten comida, en especial a sus compatriotas venezolanos.
“Quiero seguir en esta área de actividad y, para mí, es un placer ayudar a otro hermano venezolano que vino a Brasil en busca de una vida mejor”, afirma el joven entusiasmado.
Ayuda nutricional para los más necesitados
En el mismo albergue de migrantes, donde Carlos continúa ayudando a sus hermanos venezolanos, se encuentra Criselys del Carmen y sus dos hijos. Ambos son parte de la gran ola de migración que surgió como consecuencia de la crisis humanitaria de Venezuela, donde el 30% de los niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica.
“Elegí Brasil por la posibilidad de tener atención médica, educación de calidad, alimentación y fácil acceso a la información”, sostuvo Criselys del Carmen, proveniente de la ciudad de Tucupita, del estado Delta Amacuro en Venezuela.
Todos los días, ella y los niños desayunan en la Iglesia de San Agustín, en el barrio de Pricumã, uno de los puntos de distribución de alimentos del Proyecto Sumaúma, donde voluntarios preparan y sirven alimentos de calidad guiados por nutricionistas.
“Yo vengo comiendo aquí hace más de cinco meses. Este Proyecto trae beneficios para todos y lo digo porque veo que cualquiera que llega aquí puede alimentarse”, dijo Criselys del Carmen sobre el proyecto.
En Venezuela, las poblaciones más vulnerables al impacto del hambre son los niños menores de cinco años, las mujeres embarazadas, las madres lactantes y las personas de la tercera edad.
“Estaba embarazada, tuve que vender todo para poder venir a Brasil con mi familia. En Venezuela el dinero se devaluó mucho y no tenía cómo alimentarme. Si compraba pan, no quedaba dinero para comprar carne, y con los niños todo se complicaba. Ni siquiera tenía dinero para comprar pañales”, confesó Criselys del Carmen.
Gracias a este proyecto Criselys del Carmen puede alimentarse bien y confiesa que ahora produce más leche para alimentar a su bebé.
El Proyecto Sumaúma, trabaja en alianza con la Oficina de Asistencia Humanitaria de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (BHA, por sus siglas en inglés) y tiene como objetivo garantizar que los grupos vulnerables tengan opciones de alimentos que satisfagan sus necesidades nutricionales, incluso para las personas que tienen restricciones dietéticas, como hipertensos, diabéticos, mujeres embarazadas y lactantes.