Joaquín Ixchop es un joven “bien pilas”, como le dicen en Guatemala a las personas con liderazgo, pues con apenas 29 años logró convertirse es uno de los principales productores de hortalizas de su comunidad. Su negocio de venta y distribución de alimentos no solo genera empleo, sino que también ayuda a combatir el hambre en Guatemala.
Desde que el Programa Internacional Alimentos para la Educación y Nutrición Infantil McGovern Dole y su proyecto “Aprendizaje para la Vida”, llegó al departamento de Totonicapán en Guatemala para mejorar la educación y alimentación infantil, Joaquín se unió a la iniciativa como uno de sus principales proveedores.
Y es que el éxito de su emprendimiento agrícola no solo se debe a que estudió agronomía en la universidad, sino también a su gran pasión por la agricultura, la cual considera un sector clave para el futuro de la humanidad: “Yo incentivo a los jóvenes para que se involucren en esta área agrícola porque, si lo vemos a futuro, el problema más adelante será la alimentación”, dice desde sus invernaderos, que ya son cuatro y pronto serán más.
“Aprendizaje para la Vida” es un programa del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), implementado por CRS y sus socios que también apoyan a los productores locales para vincularlos como proveedores de las escuelas que hacen parte del programa.
A través de “Aprendizaje para la Vida”, los pequeños agricultores reciben capacitación para mejorar sus prácticas agrícolas y obtener las certificaciones que el gobierno de Guatemala exige como requisito para convertirse en proveedor de alimentos en entidades educativas.
Actualmente, 153 productores de Totonicapán, como Joaquín, participan en el programa.
Emprendimiento con impacto social
Durante los días de repartición de alimentos en las escuelas, el teléfono de Joaquín no para de sonar y recibir mensajes, porque debe entregar sus cosechas para que éstas sean distribuidas a las familias de los estudiantes.
Su negocio también se encarga de empacar las hortalizas producidas en raciones, listas para su distribución. Si no cuenta con algunos de los alimentos que solicitan las escuelas, los compra a otros productores locales. Cada paquete debe incluir frutas, hortalizas y huevos, todos productos vitales para una dieta saludable.
Al realizar las entregas, usualmente lo reciben los directores de las instituciones educativas, que posteriormente organizan la repartición de alimentos entre las familias con ayuda de padres voluntarios.
La participación de Joaquín en el programa ha favorecido el crecimiento de su negocio y le ha permitido emplear entre seis y ocho personas para cumplir con la demanda de las escuelas. También lo está ayudando a mejorar su infraestructura. Actualmente se encuentra construyendo dos nuevos invernaderos más grandes con apoyo del programa.
“Aprendizaje para la Vida” entrega subvenciones a los productores locales para mejorar su infraestructura agrícola con la construcción de macro túneles o invernaderos.
Pero además de su éxito empresarial, lo más importante para Joaquín es el impacto social de su emprendimiento, el cual tiene muy presente:
“Uno de los principales objetivos de estos alimentos es disminuir la desnutrición, entonces trato de que la producción que yo tenga vaya bien nutrida”, relata con entusiasmo.
Joaquín sabe que sus cultivos no solo lo ayudan a prosperar, sino que también contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria en Guatemala y aunque su trabajo ha sido arduo, su espíritu emprendedor nunca le ha permitido darse por vencido: “Al principio siempre es difícil, pero creo que la clave está en nunca rendirse y persistir en el sueño que uno tiene hasta lograrlo”, afirma.