“Después de participar en el grupo de preparación para desastres, veo los beneficios de lo que hicimos la comunidad y yo”. – Evita Tiro Wada
Indonesia, un país vulnerable a los desastres naturales
Ubicada en el sudeste asiático entre los océanos Pacífico e Índico, Indonesia es conocida por sus hermosas playas, su diversidad cultural y por contar con casi 280 millones de habitantes, lo que la convierte en el cuarto país más poblado del mundo.
Muchas de las más de 17.000 islas del país se encuentran en el Anillo de Fuego, una región en las costas del Océano Pacífico donde ocurren erupciones volcánicas y terremotos. Los desastres relacionados con fenómenos climatológicos, como los ciclones, también amenazan las islas y son cada vez más frecuentes y destructivos.
Dona para ayudar a las familias afectadas por el cambio climático
Las tormentas, seguidas de sequías, dificultan que personas como Evita Tiro Wada cultiven alimentos. Evita vive con su familia en la isla de Flores, donde mantiene una parcela para proporcionar alimento e ingresos.
Prepararse para lo inesperado
Para ayudar a su familia y comunidad a ser más resistentes ante los desastres naturales y tener acceso más confiable a alimentos, Evita participó en un programa de Catholic Relief Services, a través del cual se unió a un grupo de preparación para desastres.
El grupo ayuda a la comunidad a mantenerse segura durante ciclones y terremotos. Crearon un sistema de alertas e identificaron rutas de evacuación, puntos de reunión y recursos que pueden usar durante una crisis.
Ayuda a las comunidades a prepararse para los desastres naturales
Agricultura sostenible para el desarrollo de la resiliencia
El grupo también mantiene un huerto comunitario en el que cultivan vegetales como frijoles, berenjenas y espinacas de agua, con el fin de brindar alimentos saludables para sus familias. Además, el sistema de riego utilizado conserva el agua para que las verduras crezcan incluso durante una sequía. Evita y su grupo enseñan a personas de otras comunidades cómo empezar sus propios huertos.
Para proteger el huerto del viento y la erosión por las olas del mar, el grupo plantó árboles. También limpiaron el río y otras áreas del pueblo recogiendo basura, lo que ayuda a prevenir inundaciones.
“Cuando me uní por primera vez al grupo de preparación para desastres de la aldea, pensé: ‘¿Qué haré o daré para ayudar a la comunidad?’ Después de participar, veo los beneficios de lo que hicimos la comunidad y yo”, cuenta Evita.