Por Jennifer Hardy
El cuidado de los niños más pequeños en Timor Oriental a menudo recae en las madres. Ellas limpian narices congestionadas y trabajan preparando comidas caseras, cubriendo las necesidades de los más pequeños al mismo tiempo que atienden las demandas de los hijos mayores. Los padres también brindan parte de esta atención directa, sin embargo, este es un hecho bastante raro, lo que hace que Inacio dos Santos destaque.
Mientras que sostenía a su pequeña hija, nos platicó acerca de como Catholic Relief Services (CRS) lo ha ayudado a ganar suficiente dinero para cubrir sus necesidades inmediatas y asegurar una base financiera más sólida en las décadas por venir.
Para agricultores como Inacio, que poseen pequeñas parcelas de tierra, gran parte de sus cosechas se destinan a la mesa familiar. El sueño de un locávoro, la comida es suficiente para los meses inmediatamente después de la cosecha. Sin embargo, las familias necesitan comer entre cosechas también. Sin otra fuente de ingresos, les resulta difícil sobrevivir periodos de escasez y pagar la escuela, atención médica y otros gastos.
Así que miran hacia el árbol candil para ayudarlos a cuidar a sus hijos entre las cosechas y en el futuro. A menudo venden sus nueces de la India a los comerciantes que exportan los frutos secos, que se utilizan como especia y como ingrediente en productos de belleza.
Catholic Relief Services (CRS) ha ayudado mucho a los agricultores en Timor Oriental organizarse en asociaciones para vender sus nueces de la India a un mejor precio; mejorar la calidad de su cosecha; y empezar viveros para sembrar árboles nuevos, los cuales son distribuidos por el grupo a otros miembros. Es la expectativa de nuevos árboles y cosechas futuras que animan a Inacio y a los miembros del grupo.
“Yo he plantado 70 árboles nuevos,” dijo Inacio—casi el doble de su parcela original de 40 árboles. “Los planté para la próxima generación. Mis hijos y nietos se beneficiarán de mayores ingresos.”
Los árboles candil no producen de cinco a siete años, por lo que las familias no verán cosechas mayores durante varias temporadas. Aunque los agricultores mayores no saben si vivirán para ver los árboles completamente maduros, ellos limpian el terreno a mano con entusiasmo para sembrar árboles jóvenes
Pedro de Silva, un abuelo de otro grupo, sabe que su trabajo va a proporcionar ingresos a sus descendientes durante 50 a 100 años. “Soy un hombre viejo,” dijo, “y no voy a sacar provecho de los nuevos árboles candil. Estoy plantando para mis hijos. Trabajo en el sol por mis hijos. Espero que el precio de la nuez de la India suba, ayudando a mi familia pagar por la educación y sus casas en el futuro.”
A Pedro e Inacio les importa lograr un mejor futuro para sus hijos. Con la sólida base de conocimientos y árboles nuevos, ellos están siguiendo el sueño de dejar un importante legado para la próxima generación.
Jennifer Hardy es la asociada de comunicaciones de la región de Asia para Catholic Relief Services. Su oficina está en Phnom Penh, Camboya.