Carla Fajardo se ha encontrado con CRS una y otra vez y siempre se ha vuelto a quedar, porque comparte profundamente la misión de servir. Nacida en Perú, estudió sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú y luego una maestría en Estados Unidos donde conoció a su esposo que también trabaja para la organización. Juntos emprendieron el camino a tierras lejanas a la suya, Uganda, Burundi, Nepal, Chad, Haití, Senegal y ahora Madagascar. Así, en varias ocasiones ha trabajado en CRS en seis países, actualmente Carla se desempeña como representante de país en Madagascar. Carla es originaria de Ayacucho, región del Perú donde se inició en los 80s un conflicto armado interno que marco su infancia y decisiones profesionales futuras, su vida está llena de sensibilidad que aprendió junto a su padre mientras él también trabajaba en proyectos de emergencia y desarrollo. Por eso no es extraño que haya decidido dedicar su vida al compromiso con la justicia social.
Del trabajo en CRS aprecia mucho la capacidad de la organización para reconocer en las contrapartes locales a los mejores aliados; los principios de subsidiaridad, de buena administración y gobernanza de recursos para alcanzar un verdadero desarrollo sostenible. Como tantas personas que trabajan en CRS, no es una motivación económica la que la llama a servir, sino poder hacer una verdadera diferencia en la vida de las personas.
Y es que lo más emocionante es cómo siendo CRS guiada por los valores de la iglesia católica, en diferentes países donde ha servido con CRS (Gambia, Senegal, Chad), donde más del 95 porciento de la población es musulmana, Carla Fajardo encuentra que no existen diferencias. Cuando el trabajo es de servicio, lo que se busca es siempre lo mismo, como ella misma lo explica: “Una vida digna para todos, donde el enfoque sea que la gente viva con dignidad, que tenga acceso a recursos, que tenga equidad y que pueda ejercer sus derechos y participar tomando decisiones sobre sus vidas.”
Como una de las pocas latinas representantes de país, para Carla la responsabilidad es grande, pero sabe que está abriendo camino e inspirando no solo en su sede, sino a toda una comunidad de hispanos que probablemente buscan maneras para servir guiados por un compromiso social. Porque en cualquier parte, incluso en Estados Unidos ahora más que nunca, la perspectiva latina tiene mucho que aportar en vencer los retos del mundo.
Ser parte de CRS es para Carla Fajardo una invitación a reanimar ese ímpetu por cambiar el mundo. No es una utopía. Es posible.
“Tener la posibilidad de hacer algo cuyo impacto va realmente cambiar la vida de miles de personas, te da una sensación de humildad, pero también de orgullo. Ese es el tipo de cosas que podemos hacer juntos y no solamente juntos, como CRS, pero juntos, como sociedad”.
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