Por Sara A. Fajardo Señales de progreso son evidentes en Puerto Príncipe: tiendas de productos de belleza y pequeños kioscos de comida florecen en los campamentos cubiertos con lona, las montañas de escombros están desapareciendo bajo el piquete constante de los trabajadores, y el Gobierno haitiano ha avanzado en la elaboración de una estrategia a … Continúa leyendo
Después de haber vivido en Chicago, Detroit y Washington DC, me molesta y me enoja ir por caminos atascados de tráfico. Pero al mirar de cerca algunos de los proyectos agrícolas de Catholic Relief Services (CRS) en el sur de Etiopía, me sorprendió el atasco que encontramos… en el pozo. Más de 100 mujeres y niños estaban esperando pacientemente al lado de sus bidones de color amarillo brillante, azul y verde. La fila serpenteaba alrededor del pozo y se perdía casi a la vista. Continúa leyendo
Como católicos, reconocemos que la oración es de suma importancia, un aporte invalorable para ayudar a los pobres en el extranjero. Lo invitamos a unirse a nosotros para llevarle a Nuestro Señor las siguientes intenciones y nuestro agradecimiento.
Presencia de Dios. Recemos, como hermanos y hermanas, para que Dios abra nuestros ojos y corazón para que podamos reconocer su presencia en todas las formas de vida.
El año 2009 fue uno difícil para Honduras, pero un gran año para Nelson. A pesar de la incertidumbre política, los toques de queda, las protestas a gran escala y la depresión económica, Nelson, de 17 años, cambió su vida con la ayuda de un proyecto ejecutado por CRS y Cáritas que proporciona capacitación y esperanza a jóvenes en riesgo.
Las lluvias torrenciales, producto de la primera tormenta tropical de 2010, “Ágata”, que azotó a América Central este fin de semana, han causando inundaciones devastadoras y avalanchas que han enterrado casas, destruido puentes y arrasado las cosechas. En Guatemala, la tormenta hizo caer más de 914 milímetros (3 pies) de agua en el oeste montañoso … Continúa leyendo
Por Laura Sheahen “Ayer me ofrecieron un vaso de agua de río turbia”, cuenta Lisa Beyl, una encargada de programa de Catholic Relief Services en el norte de Pakistán asolado por las inundaciones. “Parecía lodo. Es el agua más sucia que he visto en mi vida”, recuerda. “No puedo creer que la gente consuma esa … Continúa leyendo
Mientras miles de personas se amontonaban en Sudáfrica para ver la Copa Mundial y hacer sonar las odiosas vuvuzelas, tuve la suerte de viajar por otra parte del continente visitando proyectos de desarrollo entre algunas de las personas más pobres del mundo.
Normalmente en este párrafo es donde aparece el número de muertos, víctimas del hambre y desplazados.
Y aquí se leería la primera cita de palabras dramáticas de un sobreviviente traumatizado tras haber pasado por algún horror inimaginable.
Luego de que las aguas subieran en su aldea del sur de Pakistán, Muhammad Idrees pasaba los largos y calurosos días flotando. Muhammad vigilaba su anegada casa desde una balsa improvisada con ramas, en la cual incluso dormía, en los momentos que no estaba espantando mosquitos y serpientes. Su cosecha de trigo había desaparecido; lo mismo que parte de su ganado. Amontonó sus enseres domésticos en medio de la balsa, decidido a conservar lo que pudiera. Sharifa, la esposa de Muhammad, ya había escapado de la aldea en bote con sus tres hijos.