Las lluvias torrenciales, producto de la primera tormenta tropical de 2010, “Ágata”, que azotó a América Central este fin de semana, han causando inundaciones devastadoras y avalanchas que han enterrado casas, destruido puentes y arrasado las cosechas.
En Guatemala, la tormenta hizo caer más de 914 milímetros (3 pies) de agua en el oeste montañoso del país, dejó 123 muertos y obligó a 30.000 refugiados en centros de emergencia.
El personal de CRS en Guatemala dice que las inundaciones causadas por “Ágata” podrían empeorar por las cenizas del Pacaya, un volcán activo aproximadamente a 32 kilómetros (20 millas) al sudoeste de la capital, Ciudad de Guatemala.
La erupción del pasado jueves arrojó cenizas que cubrieron la ciudad, destruyeron cientos de hogares y obligaron a cerrar el aeropuerto internacional de la capital.
“Este fin de semana la gente estuvo ocupada simplemente tratando de sacar el agua de sus hogares. Asimismo, el hollín volcánico por todo el suelo ha complicado las cosas porque puede tapar las cañerías, lo que dificulta el desagüe. Sin embargo, es sorprendente cuánto hollín se ha limpiado. Cada ciudadano parece estar haciendo su parte, es lindo ver toda la solidaridad”, dijo la representante de CRS Guatemala, Anne Bousquet.
En Honduras, ríos caudalosos se desbordaron y también causaron inundaciones y avalanchas repentinas que dejaron 14 muertos. Se perdieron más de 4.300 acres de tierras cultivables. Aunque la cantidad de muertos en El Salvador fue muchísimo más baja que en Guatemala, las lluvias fueron tan fuertes en algunas partes como ocurrió durante el huracán “Mitch” en 1998.
CRS está trabajando con socios en Guatemala, Honduras y El Salvador para identificar las necesidades críticas y coordinando la entrega de artículos de primera necesidad.