El personal esta sano y salvo, y la oficina abierta tras el último sismo que golpeó a México
las últimas noticias – 26 de septiembre de 2017 – Varias réplicas golpearon el suroeste de México esta semana y sacudieron todavía más a un país que luchaba por hacer frente a la terrible devastación causada por los fuertes terremoto de México que tuvieron lugar este mismo mes.
En la mañana del sábado se produjo un sismo de magnitud 6.1 con centro en el estado de Oaxaca cerca de Matías Romero, una ciudad que se encuentra a unos 443 kilómetros (275 millas) al sureste de la Ciudad de México. Aproximadamente, el epicentro se localizó entre los centros de los otros dos terremotos, más violentos, registrados este mes: el del sismo de magnitud 7.1 que se produjo el 19 de septiembre más cerca de la capital y el del temblor de magnitud 8.1 que sacudió el 8 de septiembre la costa sur del Pacífico, cerca de los estados de Chiapas y Oaxaca.
Ambos sismos causaron enormes daños. Desde entonces, socorristas y voluntarios están trabajando día y noche en la Ciudad de México con la esperanza de hallar sobrevivientes entre los edificios derruidos. En el desastre, se registraron 324 muertes y se rescataron a más de 100 personas de entre las ruinas de edificios colapsados.
El personal de emergencias de CRS que ya se encontraba en Oaxaca dijo que las réplicas del domingo estremecieron de nuevo a personas que estaban ya traumatizadas por los anteriores terremotos de este mes.
“Las del sábado no fueron simplemente réplicas sino nuevos e intensos terremotos de considerable duración y que se repitieron con fuerza, durante horas, a cortos intervalos de tiempo. La población local los percibió como algo diferente de las réplicas menos intensas que habían estado sucediéndose durante semanas y temieron que se produjera otro gran terremoto”, dijo John Service, asesor técnico principal de Operaciones de Emergencia.
CRS y el personal asociado local dedicaron gran parte de la noche del domingo a atender a algunas de esas personas en Unión Hidalgo, Oaxaca, donde distribuyeron huevos y otras provisiones.
“Cuando salimos a distribuir provisiones aquella noche, muchos padres pedían a las hermanas que les aseguraran que a sus hijos no les iba a pasar nada malo; sus rostros reflejaban el temor que sentían. Ahora, después de dos días, la población trata de seguir adelante, pero estos temores renovados están latentes y mucha gente continua durmiendo fuera de las casas, a pesar de que todas las tardes se producen fuertes lluvias”, dijo Service.
Las oficinas de Catholic Relief Services en la Ciudad de México están abiertas y la agencia continúa actuando. Todos los miembros del personal y colaboradores están sanos y salvos.
La Comisión Diocesana de Tehuantepec es el principal socio de CRS en el estado de Oaxaca, donde hay grandes necesidades y las viviendas han sido seriamente dañadas. En Oaxaca, los equipos de CRS estudian la posibilidad de usar Santa María Huatulco, el puerto de Salina Cruz y San Francisco de Ixhuatán como puntos para adquirir y transportar desde los mercados locales suministros de emergencia fundamentales.
En respuesta al segundo terremoto en el centro de México, CRS está respaldando a los socios diocesanos en Puebla y Morelos para que puedan proporcionar ayuda inmediata.
Entre las prioridades están: artículos para refugios de emergencia; agua, saneamiento e higiene; ayuda alimentaria a través de cocinas comunitarias; reparación y reconstrucción de hogares dañados, y restauración y construcción de letrinas.
26 de septiembre de 2017 – Las oficinas de CRS en la Ciudad de México están abiertas y la agencia realiza intervenciones como repuesta ante el terremoto que golpeó la ciudad esta semana y el sismo de la semana pasada que causó importantes daños en la zona sur del país.
“Hoy la ciudad se despertó con un sentimiento de tristeza, pero la enorme energía y solidaridad que provocó este terrible acontecimiento son increíbles”, dijo Cecilia Suárez, directora de operaciones de CRS en la Ciudad de México, quien señaló que este terremoto se produjo justo en el aniversario del de 1985, el cual causó 5,000 muertes.
“El alma de México se sintió sacudida de nuevo, como en un regreso a 1985”, dijo. “Pero una vez más, todos se centraron en ayudar y llevar esperanza a los más necesitados, sin prestar atención a sus propias necesidades cotidianas”.
Muchos edificios colapsaron durante el sismo de magnitud 7.1 que tuvo su epicentro al sur de la capital. Esto ocurrió solo 11 días después de que un terremoto de magnitud 8.1 se produjera junto a la costa oeste de México, cerca de los estados de Chiapas y Oaxaca.
Ambos sismos causaron enormes daños. Socorristas y voluntarios trabajaron durante toda la noche en la Ciudad de México con la esperanza de hallar sobrevivientes entre los edificios derrumbados.
CRS trabajará, en un primer momento, junto con la Iglesia Católica y otros socios locales para comenzar a distribuir lonas y otros materiales para refugios entre aquellos cuyos hogares han sido destruidos o dañados; también ayudará a cubrir las necesidades más perentorias como cocinas comunitarias y agua limpia.
Posteriormente se decidirán otras acciones de respuesta basándose en evaluaciones más detalladas de las necesidades de la comunidad.
Suárez apuntó que el trabajo de CRS y sus socios está siendo dificultado por los mismos obstáculos a los que tienen que hacer frente muchas personas en México, como problemas de transporte y personal afectado por los daños del terremoto, pero dijo que la gran cantidad de mensajes de apoyo recibidos han levantado los ánimos.
“Los mexicanos nos ofrecieron luz, refugio o mantas para protegernos, nos mostraron unas atenciones que ayudarán a despertar nuevas esperanzas en nuestras almas”, dijo. “Las oraciones de todos contribuirán a que se puedan rescatar más supervivientes de los edificios en ruinas, la solidaridad traerá de nuevo la esperanza al nuestro afligido México. Muy pronto, volveremos a ver la luz”.