NAIROBI, KENIA 13 de diciembre de 2022 – En respuesta al último informe de Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), Catholic Relief Services (CRS) advierte sobre el empeoramiento de la inseguridad alimentaria en Somalia e insta a los donantes a hacer más para evitar que la crisis se intensifique.
“Lo que estamos viendo sobre el terreno es más que trágico”, dijo Rebecca Hallam, representante de país de CRS para Kenia y Somalia. “La gente se está muriendo de hambre, muchos de los cuales son mujeres y niños”.
Según el último informe, que no llega a declarar la hambruna, más de 5.6 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria aguda, incluidas más de 200,000 personas que ya alcanzaron niveles de escasez catastrófica de alimentos. A pesar de los esfuerzos de ayuda en curso, el informe señala que la crisis subyacente no ha mejorado y que los resultados más graves solo se han evitado temporalmente.
“La gente todavía necesita ayuda con urgencia, a pesar de que no se ha declarado la hambruna”, dijo Hallam. “Las familias se ven obligadas a tomar decisiones desgarradoras: ¿compran aceite para cocinar y alimentan a sus hijos, o compran los medicamentos que necesitan para recuperarse de enfermedades? Porque no hay suficiente dinero para comprar ambos. Por desesperación, millones de familias están vendiendo todo lo que tienen o están saliendo de sus casas para buscar comida y agua. La escasez de recursos y el aumento de los costos han llevado a un aumento de los conflictos y la inestabilidad política”.
La crisis de inseguridad alimentaria de Somalia ha sido inducida por una sequía histórica, la peor en décadas, junto con el conflicto en curso y la volatilidad del mercado provocada en parte por la guerra en Ucrania. Millones de cabezas de ganado han muerto, mientras que los cultivos han sido devastados debido a la escasez de agua. Se estima que 1 millón de personas han sido desplazadas desde el año pasado, mientras que las denuncias por violencia de género van en aumento.
“La gente se está rindiendo como nunca antes. Las personas solían poder hacer frente a una o dos temporadas de lluvia fallidas y manejar los desafíos asociados con estas. Pero ahora, con varias temporadas fallidas, esas mismas personas piensan que todo terminó, como si las lluvias nunca fueran a regresar”, dijo Kev Esteban del Castillo de CRS, quien administra los esfuerzos de respuesta de emergencia de CRS en Mogadishu. “Ya no es el pensamiento de «tenemos que superar esto y las cosas mejorarán la próxima temporada». Ahora es «no queda nada aquí para nosotros»”.
Según el informe, si los esfuerzos de ayuda no aumentan rápidamente, más de la mitad de la población del país podría estar en crisis para la primavera y el verano. Es más, el informe establece que se prevé que haya hambruna en partes de la Región de la Bahía de Somalia durante el mismo período, con proyecciones de que más de 500,000 niños tendrán desnutrición severa.
“En muchos sentidos, es la tormenta perfecta. Las tensiones son elevadas. El desplazamiento masivo está creciendo. En los campamentos de desplazados internos, las familias se sienten atraídas por la promesa de alimentos y agua, pero encuentran que los campamentos están superpoblados y mal administrados”, dijo Hallam. “Lo que es peor, la mala gestión del agua hace que estos campamentos sean propensos a brotes de enfermedades como el cólera”.
Una declaración de hambruna es rara. Al determinar si hay evidencia de hambruna, las autoridades internacionales, en conjunto con el gobierno local, evalúan los requisitos de umbral, como un cierto número de personas que mueren cada día. Durante la crisis alimentaria de Somalia de 2011, más de 100,000 personas murieron antes de que la comunidad internacional lo reconociera como hambruna.
Somalia no es el único país en crisis. Según el último llamado humanitario de las Naciones Unidas, casi 340 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en 69 países, un aumento de 65 millones de personas (aproximadamente el doble de la población de California) en comparación con las necesidades en la misma época del año anterior. El costo estimado de la respuesta humanitaria para 2023 es de unos 52 mil millones de dólares, un 25 % más que las necesidades de principio de este año.
“Estados Unidos es el mayor donante individual de ayuda humanitaria a Somalia, representando más de la mitad de todos los fondos humanitarios en 2022”, dijo Bill O’Keefe, vicepresidente ejecutivo de Misión, Movilización e Incidencia Ciudadana de CRS. “Sin embargo, la comunidad internacional puede y debe hacer más para salvar vidas en toda la región, comenzando por Somalia”.
CRS estableció por primera vez una oficina en Somalia en la década de 1960, antes de que el estallido de una guerra civil en 1994 forzara el cierre de la oficina en la capital. En 2011, CRS regresó al país para responder a las severas sequía y hambruna. CRS implementa múltiples programas humanitarios en Somalia, que incluyen ayuda en efectivo, programas de salud y nutrición y programas de agua potable. CRS también tiene una gran presencia en Etiopía y Kenia, asoladas por la sequía.
“Para evitar el inminente ´tsunami´ del hambre en todo el mundo, los donantes deben proporcionar más recursos a corto plazo y, al mismo tiempo, abordar los factores subyacentes de la inseguridad alimentaria a largo plazo, especialmente en la era del cambio climático”, dijo O’Keefe. “Tenemos los recursos y el conocimiento para revertir la situación. Depende de los donantes internacionales actuar antes de que sea demasiado tarde”.
Para realizar donaciones para ayudar a Somalia ingrese aquí: Crisis de seguridad alimentaria
