Durante casi tres semanas, Miguel* ha esperado pacientemente por una cirugía en un hospital público de Cúcuta, Colombia. Llegó desnutrido y débil en busca de la atención médica que necesitaba para salvar su vida, y que no podía encontrar en Venezuela. Su cuerpo y cara reflejan dolor, pero también el alivio de encontrarse en un lugar seguro.
Miguel es uno de los más de siete millones de inmigrantes venezolanos que huyeron de su país, debido a la crisis económica y social que los golpea desde 2015. La caída drástica del precio del petróleo, su principal exportación, llevó a una disminución de la capacidad de producción local, lo que provocó escasez de alimentos, hiperinflación y el colapso del sistema de salud.
Hace seis años, Miguel sufrió graves quemaduras en un accidente. Desde entonces, ha luchado por encontrar la atención médica adecuada. La primera vez que fue hospitalizado contrajo dos infecciones bacterianas, debido a las precarias condiciones del centro de salud donde lo atendieron.
“En Venezuela, ni siquiera había un médico infectólogo, ni siquiera sabían qué tenía, explica su hermano Óscar, quien lo ha acompañado durante su travesía. “Cuando lo llevamos a lugares para que lo asistieran, decían que había que amputarle los brazos para salvarle la vida”.
Miguel intentó recuperarse en la casa de su madre y recobró la energía suficiente para comenzar a trabajar de nuevo. Él solía dedicarse a reparar teléfonos celulares, pero las lesiones en sus manos convirtieron su trabajo en un desafío. Por eso aprendió a usar sus pies.
Ayuda a los migrantes venezolanos
Poco a poco, desarrolló una nueva infección y anemia por desnutrición. Severamente desnutrido, Miguel no podía levantarse de la cama. Fue entonces cuando su familia tomó la decisión de irse a Colombia. Desde el 2017, el venezolano promedio ha perdido 11 kilos y hasta el 87% de la población del país ha sido empujada a vivir por debajo del umbral de la pobreza.
La crisis venezolana obligó a Miguel a migrar en busca de atención médica vital. Según la Organización Mundial de la Salud, el sistema sanitario de Venezuela se redujo en un 85%. Este colapso es uno de los principales factores que impulsa la llegada de inmigrantes venezolanos a otros países de Latinoamérica.
“Duramos mucho tiempo en sacarlo, porque era difícil la situación en la que se encontraba. Allá, incluso nos vendieron la sangre para poderle poner la hemoglobina a un nivel aceptable para que pudiera levantarse de la cama”, dice Óscar.
Un amigo cercano ayudó a transportar a Miguel y a su familia a una población cercana a Cúcuta, ciudad de la frontera colombiana. Parte del trayecto lo recorrieron a pie y cuando llegaron al cruce fronterizo, Miguel apenas podía caminar con ayuda de su madre y su hermano. Al ver su crítica condición, los agentes colombianos de inmigración lo llevaron en ambulancia al hospital más cercano.
Los médicos voluntarios de la Casa de Paso Divina Providencia, un albergue para inmigrantes venezolanos administrado por la Diócesis de Cúcuta, afirman que la mayoría de los migrantes sufren de desnutrición. Las enfermedades crónicas no tratadas como la presión arterial alta, la diabetes y el hipotiroidismo también son comunes entre ellos.
Durante su tiempo en Colombia, Miguel ha logrado superar la infección y está recibiendo la atención y alimentación que necesita. Los médicos han diagnosticado que, con varias cirugías, también recuperará la movilidad de sus manos.
“Creímos en Dios y aquí le dijeron a mi mamá que a su hijo se le podían salvar sus manos. No tiene ningún problema, no se las van a amputar”, indica Óscar.
Ayuda a los migrantes venezolanos
Catholic Relief Services (CRS) y Cáritas Venezuela brindan servicios de salud a la población venezolana más necesitada, a través de 14 diócesis en Caracas y 10 estados.
Con sus socios de la Iglesia Católica y organizaciones de la sociedad civil en Latinoamérica, CRS también ayuda a los inmigrantes venezolanos que han huido a Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, Chile y Trinidad & Tobago, brindándoles servicios de salud, alimentación, albergue, protección, agua y saneamiento, y dinero en efectivo.
*Los nombres se han cambiado para proteger la privacidad.