Antes del estallido del conflicto en Ucrania, Alyona Sushko, de 26 años, disfrutaba la vida como muchos jóvenes, pero una noche, un estruendoso ruido retumbó las paredes de su habitación; las fuerzas rusas habían atacado Járkov, la ciudad donde vivía, lo que la obligó a huir en busca de un lugar seguro.
“En casa, intentan matarnos. Nunca esperé encontrar tanta ayuda. Aquí consigo todo lo que necesito por ahora”.– Alyona
Tocar el piano y el violín, salir con sus amigos y bailar toda la noche. Trabajar en algo que le apasionaba y ver películas mientras ordenaba comida mexicana, eran algunas de las cosas que recordaba con nostalgia de lo que había dejado atrás.
Alyona es una de lascasi 6 millones de personas refugiadas que han huido a países vecinos desde el inicio del conflicto, el 24 de febrero; una cifra que va en aumento, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Foto por Philip Spalek/Caritas
Sin embargo, los combates en Ucrania han estado en curso desde 2014, después de que Rusia anexó un área al sur del país, llamada Crimea. Si bien se alcanzó un alto al fuego entre los dos países en 2015, las tensiones en el este de Ucrania se han intensificado desde entonces y los bombardeos de comunidades han continuado.
En su huída, Alyona se reencontró con su madre y ambas buscaron la manera de viajar hasta Polonia. Después de varios días de travesía, lograron conseguir refugio, comida y apoyo psicosocial a través de Cáritas Polonia.
Foto por Philip Spalek/Caritas
Allí, una escuela de la ciudad polaca de Przemyśl, ha sido adaptada para recibir a los refugiados y unas 80 camas fueron dispuestas en el gimnasio. “Aquí consigo todo lo que necesito por ahora”, dice Alyona. Ella ya entiende algo de polaco y se ha ofrecido para apoyar a otros en su misma situación, especialmente a los niños, pues asegura que con esto se ayuda un poco a sí misma.
En su huída, Alyona se reencontró con su madre y ambas buscaron la manera de viajar hasta Polonia. Después de varios días de travesía, lograron conseguir refugio.
CRS está apoyando a nuestros socios de Cáritas en Ucrania, Polonia, Rumania y Moldavia para proveer refugio, cocinas portátiles para preparar comidas calientes, servicios de recepción en las estaciones de tren y otros lugares, donde se ofrece ropa, información, alimentos, agua, artículos de higiene y apoyo para las personas desplazadas.
El viaje de Alyona continúa, así como el de muchos hermanos ucranianos en busca de paz.
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