Florinda Sep Quej vive en la Aldea Chijí, una comunidad rural de Alta Verapaz, Guatemala, que enfrentó durante meses los estragos del hambre. La pérdida de empleos causada por la pandemia del COVID-19 limitó el sustento de muchas familias y su capacidad de llevar suficiente comida a sus mesas.
La familia de Florinda fue una de ellas, pero a pesar de la incertidumbre y la angustia de no saber cómo alimentar a sus hijos, tomó un nuevo impulso para liderar a su comunidad en la superación de la inseguridad alimentaria.
Fue entonces que Florinda se unió a Superamos III, un proyecto de Catholic Relief Services (CRS) y Cáritas Verapaz, que brindó transferencias de dinero en efectivo y capacitación sobre nutrición a 3,500 personas del departamento de Alta Verapaz para vencer el hambre en la región.
El proyecto buscaba ser sostenible a través de la formación de líderes comunitarios como Florinda, quienes se encargarían de tomar sus propias decisiones durante la planeación y entrega de las ayudas a todos los participantes.
“Es importante que trabajemos juntos como comunidad y sigamos las instrucciones… Estamos muy agradecidos por la ayuda, el año pasado fue muy difícil y es bueno finalmente recibir algo de apoyo”.
Florinda Sep Quej
Consciente de la importancia de su trabajo, Florinda se preocupó por planificar y organizar a su grupo para que todo saliera bien durante la primera distribución de las transferencias de dinero. La misma estaba pautada para comenzar a las 10:00 a.m. en la zona urbana de Tactic, único municipio cercano con acceso a un banco y cajero automático.
Como las opciones de transporte en su comunidad son limitadas, Florinda decidió organizar todo temprano para que, en caso de imprevistos, no tuviera que llegar tarde. Así pues, se levantó muy temprano para dejar a sus hijos con su esposo y prepararse para unirse a sus vecinos en el punto de encuentro previamente acordado.
Al llegar a Tactic, Florinda condujo a su grupo hacia el gimnasio municipal, donde se encontraba el personal del proyecto Superamos III para brindarles orientación sobre el retiro de las transferencias y el tipo de alimentos que podrían comprar a productores locales para lograr una alimentación propia y así una mejor nutrición. Posteriormente, se desplazaron al banco y allí recibieron el dinero en menos de 20 minutos.
Luego caminaron juntos al mercado a comprar los alimentos, donde Florinda apoyó a algunas personas con las traducciones de poqomchi (lengua Maya) al español, ya que ella es la única persona que habla ambos idiomas. También ayudó a algunos adultos mayores con sus pesadas bolsas, mientras los niños del grupo la rodeaban, emocionados de haber podido elegir algunos productos.
Así entonces el proyecto Superamos III logró empoderar a líderes locales con una alta participación femenina. De hecho, el 90 por ciento de las personas vinculadas al proyecto son mujeres que, al igual que Florinda, ya cuentan con la capacitación adecuada para la toma de decisiones a nivel comunitario con respecto a temas de salud, higiene y nutrición.
De esta forma, podrán continuar ayudando a sus comunidades a superar el hambre y otros retos, a través de los conocimientos adquiridos.