BALTIMORE, MARYLAND, 22 de junio de 2022 – Según el último análisis del hambre emitido por Catholic Relief Services (CRS), el número de personas que sufren inseguridad alimentaria se ha disparado en los últimos meses, en gran parte debido al conflicto, el cambio climático, la pandemia de COVID-19 y el aumento de los costos vinculados a la guerra en Ucrania. El informe, un análisis de los países donde trabaja CRS, destaca cinco países de mayor preocupación, entre ellos: Afganistán, Madagascar, Nigeria, Sudán del Sur y Sudán.

“Como resultado de la guerra en Ucrania, dondequiera que se mire, el costo de los alimentos y el combustible han aumentado drásticamente”, dijo Sean Callahan, presidente ejecutivo de CRS. “La gente desde Louisiana hasta Lesotho está luchando para alimentar a sus familias. Como resultado, la cantidad de personas con inseguridad alimentaria en todo el mundo se encuentra en un nivel histórico”.

Según el Informe mundial sobre las crisis alimentarias 2022, el número de personas que padecen hambre extrema casi se ha duplicado en los últimos cinco años, de 94 millones a 181 millones.

Este año, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados estimó que 100 millones de personas se vieron obligadas a migrar debido a conflictos, persecuciones o violaciones de derechos humanos, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Los precios de los alimentos también siguen siendo altos, y los precios de los cereales y la carne continúan aumentando mes tras mes, lo que significa que los hogares tienen un poder adquisitivo más bajo. Al mismo tiempo, el aumento de los costos también significa que la ayuda de los Estados Unidos no rendirá tanto como en años anteriores.

“El poder adquisitivo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) para productos alimenticios ha caído un 11.4 % en un año”, afirma el informe. “Lo que podría llevar a que esta ayuda alimentaria alcance a 10 millones de personas menos”.

La amenaza del cambio climático también tiene cada vez más preocupadas a las agencias de ayuda como CRS. Por ejemplo, en Afganistán, una sequía prolongada diezmó los cultivos y acabó con los suministros de alimentos de las familias.

“La sequía es tan severa este año que los menores de edad están migrando a Irán en busca de trabajo para poder enviar dinero para comprar alimentos”, dijo Anne Bousquet, representante de país de CRS en Afganistán. “Una familia incluso admitió haber vendido a su hija de 5 años para alimentar al resto de la familia. Incluso el ganado, que es el principal sustento de muchas familias, se está muriendo por la escasez de alimentos y agua. La situación es grave para muchos, y han expresado que sin el apoyo de las ONG y del gobierno, tendrán que dejar sus aldeas en busca de más tierra fértil o morir”.

Madagascar es otro país que lucha contra el cambio climático. Sus comunidades agrícolas del sur han contado con años consecutivos de sequía. La parte sur del país es la más preocupante, con más de 1.5 millones de personas que enfrentan niveles críticos de hambre como resultado de verse obligadas a esperar a que pasen los retrasos en la cadena de suministro.

“Madagascar es un país de última milla”, dijo Carla Fajardo, representante de país de CRS en Madagascar. “Estamos lejos de los centros de transporte. Por lo tanto, esta nación isleña depende de una sola empresa para importar bienes y alimentos a la isla. Este hecho dificulta que los alimentos lleguen a tiempo y en buenas condiciones”.

Para combatir el hambre en el mundo, CRS insta a la Administración a realizar ajustes a corto plazo, incluida la concesión de una exención de los requisitos de preferencia de carga de los Estados Unidos, así como inversiones a largo plazo en la producción local de alimentos y la cancelación de la deuda. Se puede encontrar una lista completa de recomendaciones de políticas en el informe completo.

*Para acceder al informe completo de CRS, “El desafío de la crisis compuesta del hambre”, haga clic aquí (en inglés).