Isabel Aguilar Umaña se define con cuatro palabras claves: mujer, guatemalteca, madre y constructora de paz. Cada una de estas palabras encierra un universo de experiencias enraizadas en la tierra de un país hermoso, aunque a menudo caracterizado por la violencia y la desigualdad. En un territorio pequeño, estos flagelos se manifiestan de maneras muy complejas, en las que a menudo las mujeres, las jóvenes y las personas de los pueblos indígenas han debido soportar mayores cuotas de exclusión.
Isabel es la orgullosa madre de dos jóvenes, una experiencia que le ha permitido trabajar de cerca con la juventud, intentando crear un diálogo intergeneracional integral. Desde niña, su pan de cada día fue la lucha por la justicia y la equidad, porque tuvo la fortuna de crecer en un hogar de padres comprometidos con esa búsqueda y con el mandato de compromiso social de la Iglesia católica. Durante la guerra civil en Guatemala, vivió el exilio de su madre, la violencia cruel contra familiares de su abuela, el miedo y la desintegración. Por eso, Isabel no solo comprende a quienes viven situaciones parecidas, sino que también decidió dedicar su vida a la lucha por la paz.
“La paz nace en el corazón humano.”
Y ese es el fundamento de su trabajo en temas de migración, juventud o atención a víctimas de violencia. Buscar la paz, pero no desde una idea romántica o exclusivamente simbólica: la paz como una forma de vida digna para todos y todas. La búsqueda de una sociedad con justicia social que permita que todas las personas puedan desarrollar todo su potencial. Que nadie se quede atrás.
TieneTiene el privilegio de hacer lo que ama, mientras se esfuerza por dejar un legado en su país, que vivió 36 años de enfrentamiento armado y en donde las injusticias siguen estando presentes. De alguna manera, Isabel da continuidad al trabajo que iniciaron sus padres. Por eso, cuando hace seis años llegó a CRS y comprendió los valores de la organización pensó que ser parte de ella era un plan de su padre desde el cielo. En CRS comprobó que, con solidaridad, podemos cambiar al mundo. Y poco a poco ha ido confirmando que ese es el gran desafío.
“Uno tiene que vivir la fe que profesa. La fe va más, mucho más allá de los rezos o de las mis“Uno tiene que vivir la fe que profesa. La fe va más, mucho más allá de las plegarias o de las misas.”
Y con esto Isabel Aguilar Umaña plantea el reto de ser coherente, de vivir la fe y el trabajo desde el compromiso social porque, como ella señala, la paz tiene que ver con las relaciones cotidianas, las relaciones de los grupos, las instituciones, las iglesias. En la medida en que aprendamos a lidiar con el conflicto desde una perspectiva de transformación positiva, que aprendamos a manejar relaciones justas y equitativas, entonces estamos construyendo la paz.
“Creo que lo único que le da sentido a tu vida es el amor por ti misma y el amor por los demás. Y eso no puede ser una cosa abstracta. Lo que les pasa a otros debería conmoverte. La palabra ‘conmueve’ en español es muy bonita porque está relacionada con el verbo mover”.
…. y vaya que el dolor de los demás mueve las causas que Isabel apoya. Su búsqueda por la paz y su trabajo en CRS siguen en movimiento.
Es el mes de celebrar nuestra herencia hispana, ¡celebra con CRS!