Conoce a Denisse Alexandra Fuentes, una salvadoreña de 18 años que por amor a la tierra decidió estudiar bachillerato agrícola. Con su decisión, esta joven ha logrado destacarse no solo por su talento, sino porque ha trascendido los tradicionales roles de género de su comunidad, donde la mayoría de quienes cultivan la tierra son hombres.
Denisse reside en la población de La Chapina en el departamento de Sonsonate, El Salvador, una comunidad rodeada de cultivos agrícolas de subsistencia, hortalizas y caña de azúcar. Un lugar caluroso, pero bendecido por la presencia de ríos que proveen canales de riego para sus habitantes.
En este ambiente, Denisse creció junto a sus dos hermanos en un hogar lleno de amor, donde día a día veía el esfuerzo de sus padres agricultores. Este ejemplo siempre le despertó gran interés por la tierra y sus cultivos.
Inspirada por su entorno familiar, Denisse decidió seguir el camino de la agricultura. Con el apoyo y la orientación de uno de sus maestros, logró obtener una beca y unirse al programa Colibrí de Catholic Relief Service (CRS), que le abrió las puertas para estudiar el bachillerato agrícola.
El programa Colibrí integra la educación formal, la capacitación técnica y el liderazgo entre los jóvenes de áreas rurales con el objetivo de cultivar una nueva generación de agricultores, capaces de transformar sus comunidades con nuevos conocimientos, prácticas innovadoras y espíritu emprendedor.
Gracias a esta iniciativa, más de 600 jóvenes salvadoreños han recibido formación agrícola y 100 de ellos ya generan ingresos a través de la agricultura y la conservación del medio ambiente.
“Al inicio mi familia no quería dejarme estudiar, porque decían que era un ámbito para hombres, pero insistí y cuando obtuve el apoyo de la beca, ellos se alegraron”, recuerda Denisse.
Para Denisse, la beca recibida ha tenido un impacto significativo en su vida. Le ha ayudado a cubrir gastos de transporte, alimentación y materiales necesarios para cursar sus estudios, aliviando la carga económica de su familia y permitiéndole enfocarse en su formación.
Denisse y su familia han experimentado directamente los impactos del cambio climático. Los patrones de lluvia ya no son iguales en la zona, lo cual ha provocado la disminución del caudal de los ríos afectando sus cultivos. De hecho, una de sus cosechas de pepinos se arruinó debido a condiciones climáticas extremas.
Mediante sus estudios, Denisse ha aprendido técnicas de agricultura para adaptar los cultivos al cambio climático. De este modo ha implementado prácticas innovadoras como mantener el suelo de sus cultivos cubierto con rastrojo, lo que ayuda a conservar su humedad y reducir la necesidad de riego frecuente.
Para Denisse, la agricultura es la base fundamental de la vida y el bienestar de toda sociedad. Su pasión por cultivar la tierra nace de una profunda comprensión sobre la importancia de la seguridad alimentaria en El Salvador y el mundo.
“Nosotros alguna vez en la vida, necesitamos de un doctor o necesitamos de un mecánico, pero normalmente tres veces al día necesitamos de un agricultor, porque si el campo no produce, la ciudad no come”, sostiene.
Guiada por esta convicción, Denisse trabaja para conservar los recursos naturales y lograr una producción ambientalmente responsable en sus cultivos. Su esfuerzo demuestra cómo la juventud, al encontrar oportunidades educativas adecuadas, puede contribuir a la recuperación y protección de los recursos naturales y construir un futuro sostenible para sus comunidades.