BALTIMORE, MARYLAND, 1 de agosto de 2022 – Bill O’Keefe, vicepresidente ejecutivo de Misión, Movilización e Incidencia Ciudadana de Catholic Relief Services (CRS), emitió la siguiente declaración en respuesta a la introducción de la Ley de Reautorización de la Seguridad Alimentaria Mundial en la Cámara de Representantes y Senado de los Estados Unidos.
“En medio de una enorme crisis de hambre que afecta a una cuarta parte de los países del mundo, agradecemos mucho a los legisladores de la Cámara de Representantes y el Senado por presentar la Ley bipartidista de Reautorización de la Seguridad Alimentaria Mundial. Este proyecto de ley es un paso fundamental para abordar la crisis del hambre impulsada por la sequía, la inflación vertiginosa, los impactos de la pandemia de COVID-19 y el conflicto. Más de 300 millones de personas, el equivalente a toda la población de los Estados Unidos, enfrentan una inseguridad alimentaria aguda. Las necesidades aumentan. En este contexto, un grupo bipartidista de legisladores está impulsando la Ley de Reautorización de Seguridad Alimentaria Mundial a través del Congreso. La legislación incluye un modesto aumento de fondos para el programa Feed the Future (Alimentar el futuro) y llama la atención sobre la encrucijada entre la agricultura y los problemas ambientales. Si se aprueba, la ley ayudaría a la comunidad internacional a abordar las causas fundamentales de la pobreza, el hambre y la desnutrición, al mismo tiempo que fortalecería la resiliencia de nuestro sistema alimentario mundial.
Sin embargo, si bien este proyecto de ley ayudará a abordar los factores que provocan el hambre a largo plazo, no es suficiente para disminuir el inmediato tsunami mundial de hambre que se está desatando ahora. Es por eso que instamos a los legisladores a que aprueben rápidamente la Ley de Reautorización de la Seguridad Alimentaria Mundial y, al mismo tiempo, adopten legislación adicional para financiar programas que aborden inmediatamente el hambre y la desnutrición en el mundo.
CRS continúa apoyando los esfuerzos para mejorar la eficiencia y la eficacia de la entrega de ayuda internacional de los Estados Unidos, lo que incluye hacer posible que actores locales impulsen el proceso humanitario y de desarrollo”.