Catholic Relief Services se incorpora a un equipo conjunto con otras agencias internaciones humanitarias para evaluar el daño. El caos es intenso y la destrucción masiva.
Por John Service
* Esta historia se ha reproducido con permiso de Cáritas.
En la ciudad de Pedernales se puede sentir la destrucción del fuerte terremoto de 7.8 grados que asoló Ecuador con los cinco sentidos. Cuando llegamos a Pedernales estaba abrumado por el olor de la descomposición que cierne la población de 40,000 personas. Las grúas retirando los escombros levantaron tanto polvo que al igual que la mayoría de los demás, usamos máscaras quirúrgicas.
La plaza principal es una imagen fuera de la realidad. De pie en el centro de la plaza, sin importar hacia donde mire, no hay edificios, salvo uno en una esquina. El caos en tan intenso, la destrucción tan masiva, sólo puedo imaginar lo terrible que debe haber sido vivirlo.
Lamentablemente, la mayoría de las misiones de búsqueda y rescate se han suspendido. Los equipos están caminando con perros que olfatean por una señal de vida. Al no encontrarse ninguna traen las grúas para despejar los edificios maltratados. Tres o cuatro están trabajando a la vez, llenando una fila constante de camiones de volteo que son enviados para retirar los escombros.
La mayoría de las personas han evacuado sus hogares para buscar la seguridad a lo largo de los caminos que conducen hacia sus pueblos y ciudades. Muchos lo han hecho porque no queda nada de sus hogares, mientras que otros temen que lo que queda de su casa se derrumbe en una de las numerosas réplicas que siguen sintiendo. Las afueras de la ciudad están ausentes de edificios y por lo tanto ofrecen un sentido de seguridad.
En una primera ola de solidaridad espontánea han comenzado esfuerzos de ayuda ad hoc de grupos y corporaciones de ciudadanos bien intencionados y preocupados. Camiones, trayendo alimentos y otros artículos donados están llegando de los centros urbanos. Es una solución temporal y una muy necesaria, pero hay personas que están quedando al margen.
En las próximas semanas Cáritas Ecuador y Catholic Relief Services comenzarán a distribuir lonas y kits que pueden contener utensilios de higiene o de cocina. Para asegurar que se llegue a las poblaciones más vulnerables las personas serán registradas para ayudar a evaluar quiénes están recibiendo ayuda y quiénes todavía podrían beneficiarse.
Afortunadamente para el pueblo de Ecuador existe una infraestructura que funciona bien con el beneficio de dos puertos separados. Las carreteras están dañadas pero no están destruidas. Mientras conducimos a lo largo de la costa vimos fisuras en la carretera y zonas donde el camino estaba torcido y deformado, pero afortunadamente los caminos permanecen transitables.
También hay una estructura de mercado fuerte en marcha. Esto significa que existe la posibilidad de confiar en el abastecimiento de artículos a nivel local. Esto permitiría a las organizaciones comprar a nivel local para ayudar a impulsar el intercambio y el comercio y mantener a flote la compraventa de las tiendas familiares locales que durante mucho tiempo han sido tradicionales en la comunidad.
En las próximas semanas y meses tendremos que comenzar a ver las necesidades de alojamiento a más largo plazo. Es difícil cuando la pobreza ya había llevado a la gente a vivir en condiciones precarias.
Visitamos una comunidad que vive en una isla a pocos kilómetros del epicentro del terremoto en Muisne. Cuando se produjo el terremoto había marea baja. Cuando los edificios se derrumbaron cayeron a la arena. Si la marea hubiera sido más alta, niños pequeños podrían haber caído al agua y ser arrasados. La única manera de llegar a o salir de la isla es en balsa o transbordador. Sería una trampa mortal si un tsunami llegara a azotar. La reconstrucción en la misma isla sería irresponsable. Si ocurriera un evento similar todos estarían en peligro. Estos son los tipos de factores que deben tenerse en cuenta.
Ahora estamos buscando posibles sitios donde se puede establecer vivienda temporal. Más de 23,500 personas quedaron sin hogar, pero todavía hay muchos otros cuyas viviendas han sido dañadas y podría no ser seguro para que vuelvan. Esa es la gran pregunta: ¿dónde se alojarán todas estas personas?
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, estima que el terremoto ha causado un daño de 3 mil millones de dólares. Con ese nivel de destrucción va a pasar un largo tiempo antes de que las ciudades sean reconstruidas y las personas regresen a sus hogares. Los organismos necesitan pensar en la instalación de campamentos y la forma de satisfacer las necesidades básicas: agua, saneamiento, y áreas aptas para niños. Una vez que eso se haya cumplido la tarea se desplazará a proporcionar alojamiento temporal y, finalmente, la forma en que la gente vuelva a los hogares.
John Service es el asesor técnico principal de operaciones del departamento de Respuesta Humanitaria de Catholic Relief Services. Actualmente es parte de un equipo conjunto de 12 personas para evaluar el daño en Ecuador, en el que participan Cáritas Ecuador y MercyCorps.