a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes de estas tierras. >En su corazón aspiran
a un futuro más luminoso; fortalece sus decisiones de ser hombres
y mujeres de paz y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra.
Te pedimos por las autoridades civiles de esta región,
para que se esfuercen por satisfacer las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien común y a respetar
la dignidad inalienable de toda persona y los derechos fundamentales
que derivan de la imagen y semejanza del Creador
impresa en todo ser humano.
Padre celestial, en este lugar donde se produjo la conversión
del apóstol San Pablo, te pedimos por todos los que creen
en el evangelio de Jesucristo. Guía sus pasos en la verdad y en el amor.
Haz que sean uno, como tú eres uno con el Hijo y el Espíritu Santo.
Que testimonien la paz que supera todo conocimiento y la luz que triunfa
sobre las tinieblas de la hostilidad, del pecado y de la muerte.
Señor del cielo y de la tierra, Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
Que busquen tu voluntad en la oración
y en la pureza del corazón, y te adoren y glorifiquen tu santo nombre.
Ayúdales a encontrar en ti la fuerza para superar el miedo
y la desconfianza, para que crezca la amistad y vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso, que todos los creyentes encuentren
la valentía de perdonarse unos a otros,
a fin de que se curen las heridas del pasado y no sean un pretexto
para nuevos sufrimientos en el presente.
Concédenos que esto se realice sobre todo en Tierra Santa,
esta tierra que bendijiste con tantos signos de tu Providencia
y donde te revelaste como Dios de amor.
A la Madre de Jesús, la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos a los hombres y a las mujeres que viven en la tierra
donde vivió Jesús. Que, al seguir su ejemplo,
escuchen la palabra de Dios y tengan respeto y compasión
por lo demás, especialmente por los que son diversos de ellos.
Que, con un solo corazón y una sola mente, trabajen para que
todo el mundo sea una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡ Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Amén.