En el mundo actual de constante evolución, nuestros jóvenes se enfrentan a desafíos sin precedentes. Sin embargo, también poseen la fuerza extraordinaria, capaz de transformar tanto nuestra Iglesia como la sociedad.
Esta realidad fue profundamente comprendida por San Juan Pablo II, cuya confianza en los jóvenes era tan grande que les dijo: “Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo, vosotros sois mi esperanza”.
El Papa Francisco ha continuado este legado de confianza en la juventud, instándolos a no dejarse contagiar por la indiferencia, sino a permanecer “abiertos, como canales por los que la esperanza de Cristo pueda fluir y difundirse en los ambientes donde viven”.
En Catholic Relief Services seguimos el legado de San Juan Pablo II y el Papa Francisco acompañando a los jóvenes más vulnerable del mundo para que logren desarrollar todo su potencial dado por Dios.
También reconocemos que, como comunidad de fe, estamos llamados a acompañarlos en su camino espiritual. Por eso te invitamos a unirte en oración por la juventud, para que ellos encuentren en Cristo la fuente de su fortaleza y el sentido de sus vidas.
Reza esta oración con nosotros y pidamos juntos que nuestros jóvenes puedan ser verdaderos sembradores de esperanza y paz en un mundo que tanto las necesita.
Oración por la juventud*
Jesucristo, Rey del Universo,
a ti nos dirigimos en humilde oración.
Mira con favor a todos los jóvenes,
portadores de esperanza para la Iglesia y el mundo.
Jesucristo, compañero de la juventud,
bendice los caminos del descubrimiento y del discernimiento,
entre tiempos de alegría y experiencias de dificultad,
con el constante amor y apoyo de tu Iglesia.
Jesucristo, vivo en los corazones de todo tu pueblo,
concede que podamos caminar “juntos, jóvenes y ancianos …
para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños,
suscitar profecías y hacer florecer esperanzas.” *
Jesucristo, Redentor de toda la humanidad,
abre nuestros corazones para encontrar a todos los jóvenes,
para acompañar y estar juntos en comunidad,
y como una Iglesia, embarcamos en nuestra santa misión.
Jesucristo, en compañía del Padre y del Espíritu Santo,
escucha amablemente nuestra oración y
permanece con nosotros para siempre.
Amén.
*Creada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos