El Papa Francisco envió un mensaje de aliento y esperanza a los migrantes y exhortó a tener misericordia para con ellos
Por Jacqueline Lerma
Ciudad Juárez, México, 18 de febrero, 2016- En la última misa en México, como parte de su visita de seis días, el Papa Francisco calificó la migración forzada como una tragedia humana y pidió tratar a los migrantes con misericordia. Justo en el Año de la Misericordia, el Pontífice abogó por los migrantes al recordar a los presentes que la misericordia es su escudo y fortaleza y que ésta siempre se interpone entre el mal para transformarlo.
“La migración forzada se ha convertido en una tragedia humana causada por la pobreza, la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado“, aseguró el Papa Francisco al oficiar misa a unos pasos de la frontera con Estados Unidos.
Ante unas 300,000 personas, entre ellos 30,000 víctimas de la violencia (madres de las llamadas “muertas de Juárez” o víctimas de feminicidios ocurridos en Juarez en los últimos 20 años, familiares de gente asesinada y secuestrada) y 2,200 migrantes que ocuparon los asientos delanteros a petición expresa del Papa; el Pontífice pidió un alto a la muerte y explotación hacia ellos y dijo que siempre hay una salida para apostar por la conversión.
Ciudad Juárez, que cuenta con 1.3 millones de habitantes, fue por años considerada la ciudad más violenta de México, y es también una de las principales rutas de migrantes mexicanos y centroamericanos que buscan ingresar a los Estados Unidos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM) alrededor de 400 migrantes mueren anualmente en su intento de cruzar a los Estados Unidos, víctimas del cansancio, robo, extorsión y abandono en el desierto por parte de traficantes de personas.
A los asistentes a la misa papal no les importó esperar largas horas para escuchar a Francisco. Los presentes le animaban diciendo: ¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!
Simultáneamente, en El Paso, Texas, decenas de personas se reunieron en la University of Texas at El Paso para escuchar el mensaje del Papa. “Ninguna frontera podrá impedirnos compartir” el amor de Dios, dijo Francisco al respecto.
Antes de iniciar la misa, el Papa bendijo y oró ante el Monumento al Migrante, conformado por una gigantesca cruz de 10 pies de altura y 6 metros de ancho, ubicado a unos pasos de la frontera de Estados Unidos y México. Desde ahí se divisa la tan deseada y temida barda que divide a estas dos naciones. A los pies de esa gigantesca cruz estaban decenas de pares de zapatos rotos y gastados por migrantes que han pasado por Ciudad Juárez.
Tres réplicas de la gigantesca cruz serán obsequiadas a las diócesis de Ciudad Juarez, El Paso y Las Cruces, por ser las diócesis binacionales que trabajan diariamente con el fenómeno migratorio en esa región. La cruz original será colocada en el Santuario El Punto, ubicado justo donde fue oficiada la misa, y el cual se espera quede concluido en cinco años.
Antes de la misa, el Papa visitó a los presos del Centro de Readaptación Social de Ciudad Juárez y sostuvo un encuentro con empresarios y trabajadores.
El Santo Padre recalcó que en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes mexicanos, de Centroamérica y otros, que sufren “terribles injusticias”.
“Los migrantes son esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio de tráfico humano, de la trata de personas; no podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas por tren, por carretera o a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos”, mencionó el Papa Francisco. “Siempre hay tiempo de implorar la misericordia del padre, hay signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de salvación, sé del trabajo de tantas organizaciones a favor de los derechos de los migrantes, sé del trabajo comprometido de tantas hermanas que se la juegan en el acompañamiento y la defensa de la vida”, reconoció el Papa.
CRS implementa programas para mitigar la migración y el desempleo
Y así como muchas de las organizaciones que el Santo Padre menciona, Catholic Relief Services (CRS) trabaja en México para impulsar programas que permiten la reconstrucción del tejido social y que atienden las causas culturales y estructurales del incremento de la violencia y delincuencia que atraviesa el país. Cecilia Suárez, gerente de CRS México dice que su trabajo está centrado en la atención de dos áreas específicas del fenómeno migratorio: transmigración (migrantes centroamericanos en tránsito por México) y Jornaleros agrícolas.
Además, para atacar de raíz las causas de migración en Centroamérica, CRS ofrece programas de educación y trabajo, como Jóvenes Constructores, dispuesto a detener la violencia y proveer oportunidades laborales, además de Alimentos para Educación, que provee alimentos escolares e incentivos a los alumnos. CRS también trabaja con los campesinos para mitigar el daño causado por el cambio climático.
Papa Francisco se despide de México
Conforme el sol se ponía en el horizonte, a escasos metros de la frontera México-Estados Unidos, el Papa hizo referencia a una cita del escritor Octavio Paz:
“La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en el pueblo de México existen muchas luces que albergan esperanza, he visto el rostro de Dios que sigue caminando en esta tierra, guiándolos y sosteniéndolos en la esperanza”, comentó. “Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por haberme abierto las puertas de sus vidas, de su nación”, dijo el Papa Francisco.
El Papa partió de Ciudad Juárez y de México, mientras las porras continuaban por miles de mexicanos que, como el Pontífice argentino dijera, parecieron vivir una fiesta de fe y esperanza durante los seis días de su visita en la tierra azteca.
Jacqueline Lerma es editora digital de CRS para la comunidad Hispana. Su sede está en Baltimore, Maryland y su email es [email protected]