Burkina Faso significa “tierra de las personas íntegras”. A pesar de su economía creciente, este país sigue siendo uno de los más pobres del mundo.
Burkina Faso es un país sin salida al mar situado en el corazón del Sahel, justo al sur del Desierto del Sahara. Cerca del 80 por ciento de la población trabajadora se dedica a la agricultura y ganado como forma de ganarse la vida.
La mayoría de los campesinos opera a un nivel de sobrevivencia, por lo que prolongadas sequías y severas inundaciones muy seguido llevan a crónicas escasez de alimentos. La economía del país está altamente ligada a fluctuaciones en los precios mundiales de los productos básicos y a los desastres naturales.
Históricamente una de las naciones más estables de África, Burkina Faso está actualmente en un período de transición política tras la renuncia del presidente Blaise Compaore, ocurrida en octubre del 2014. Bajos niveles educativos, inequidad de género y la persistencia de enfermedades prevenibles y malnutrición continúan comprometiendo la habilidad del país para saciar sus necesidades básicas.
Trabajo de CRS en Burkina Faso
Catholic Relief Services (CRS) se estableció en Burkina Faso en 1960, tras la invitación de los obispos del país. Como la primera y la más antigua organización internacional en el país, CRS comenzó su trabajo proveyendo comida y asistencia humanitaria a Burkina Faso, poco después de su independencia de Francia.
En 1962, CRS expandió su mandato, otorgando asistencia educativa, especialmente alimentos en las escuelas. Sus actuales programas abarcan educación, agricultura, salud/nutrición, respuesta a emergencias, ayuda a los refugiados de Mali y grupos de microfinanzas y ahorro, con un presupuesto de entre $17 y $20 millones.