No hace mucho, Eduardo Gómez tomaría tres autobuses públicos, comenzando al amanecer, solo para ser el primero en llegar al programa Jóvenes Constructores de Catholic Relief Services.
Su plan: llegar a clase lo suficientemente temprano—incluso antes que los maestros—para tomar asiento y bajar la cabeza, para no tener que hablar con sus compañeros.
Así era de tímido.
El programa Jóvenes Constructores de CRS ayuda a jóvenes en en situación de riesgo como Eduardo Gómez a realizar sus habilidades y visualizar un futuro mejor. Foto de Oscar Leiva/Silverlight para CRS
Me daba tanto miedo que no podía expresarme muy bien”, dice. “Todos los demás parecían tener más experiencia, y me preguntaba qué dirían de mí. Ese es el miedo que sentía todos los días.”
Ahora Eduardo es una persona diferente.
Eduardo se graduó recientemente del programa Jóvenes Constructores, que brinda oportunidades de empleo, educación y liderazgo a jóvenes de entre 16 y 25 años.
Jóvenes Constructores le enseñó a redactar un currículum, a prepararse para una entrevista de un trabajo y a desarrollar un plan de negocios. También mejoró su confianza en sí mismo.
“Me di cuenta que tengo mucho que decir. Ahora soy el tipo de persona que dice lo que piensa. He cambiado. Puedo dar mi opinión sin miedo “, dice el.
Ese es el efecto de Jóvenes Constructores, dice Lheslye Perez, gerente de medios de subsistencia para jóvenes de CRS en Guatemala.
El programa intensivo de 6 meses, adaptado de un modelo originado en Harlem a fines de la década de los setenta, está diseñado para equipar a los jóvenes desempleados o sin grado escolar con las habilidades necesarias para tener éxito en trabajos o iniciar sus propios negocios.
En América Latina y el Caribe, los jóvenes tienen tres veces más probabilidades que los adultos de estar desempleados. Al mismo tiempo, los jóvenes—que comprenden más de la mitad de la población—a menudo son estigmatizados y culpados por los problemas de la región. El aumento de la violencia y la falta de oportunidades económicas en Centroamérica han llevado a los jóvenes a unirse a los cientos de miles de adultos que realizan el peligroso viaje a los Estados Unidos.
CRS puso a prueba el programa Jóvenes Constructores en El Salvador en 2009 para ayudar a los jóvenes de algunos de los barrios más difíciles. Desde entonces, ha llegado a más de 7,000 jóvenes en América Latina, con resultados positivos. Después de completar el programa, el 70% de los jóvenes consiguen un trabajo, comienzan un negocio o vuelven a la escuela.
Lo que distingue a Jóvenes Constructores es su ambiente amoroso y respetuoso donde los jóvenes pueden prosperar.
Los participantes limpian su comunidad en un proyecto de Jóvenes Constructores de Catholic Relief Services en Ciudad Quetzal, San Juan Sacatepequez, Guatemala. Foto de Oscar Leiva/Silverlight para CRS
“Ayudamos a los jóvenes a enfrentar las adversidades creando una sólida red de apoyo que incluye a su familia y a su comunidad”, dice Pérez. “Jóvenes Constructores les ayuda a desarrollar planes de vida y un sentido de sí mismos”.
No hubo un punto de inflexión dramático que llevara a Eduardo a encontrar su voz. A pesar de su miedo, él continuó asistiendo a clase. Eventualmente, la amistad que se desarrolló entre los estudiantes y la atención positiva que recibió de los maestros de Jóvenes Constructores lo sacaron de su caparazón.
Él aprendió a trabajar en equipo. Eso gracias a las conversaciones con sus compañeros durante los descansos.
“Antes de darme cuenta, estaba compartiendo bocadillos con ellos y contando historias y riendo”, dice Eduardo. “Cuando pienso en mi tiempo en Jóvenes Constructores, todavía me estoy riendo”.
Antes de unirse a Jóvenes Constructores, Eduardo no pasaba mucho tiempo bromeando con amigos. Vive en Totonicapán, una región pobre de las montañas occidentales de Guatemala. Como muchas personas ahí, él es de ascendencia indígena maya y habla k’iche mejor que el español. Debido a esto, siempre se sintió avergonzado de hablar con gente nueva.
Ahora él es un líder en el ministerio juvenil de su parroquia, tiene planes para el futuro y está comenzando su propio negocio. Con las habilidades que aprendió en Jóvenes Constructores y un préstamo de su hermano, está construyendo una panadería en la casa de su familia.
“Siempre pensé que me casaría, pero ahora no tengo esa mentalidad”, dice. “Ahora quiero construir la panadería y luego pensar en mi futuro y un matrimonio en 10 años. Hay demasiadas personas que se casan demasiado jóvenes y luego fracasan. Ahora mi mentalidad es diferente”.
CRS es miembro de la red de YouthBuild International.